viernes, 26 de agosto de 2011

LOS PODENCOS: ¿SON INVISIBLES?







Somos casa de acogida para Galgos 112 desde hace un par de años. En este tiempo han pasado varios galgos por nuestra vida, que, en un tiempo razonable, han encontrado familia.

Aprovecho la oportunidad para animar a todos aquellos que no se atreven a dar el paso, a ser casa de acogida, que no se lo piensen, que es una experiencia maravillosa.

El pasado mes de octubre rescatamos a una podenca que, cachorro todavía, sobrevivía milagrosamente en una rotonda muy cercana al acceso a una autopista y aeropuerto de Barcelona. Nos costó dos meses cogerla, pero lo conseguimos, y desde nuestra casa, entro a formar parte de la familia de Galgos 112.

La llamamos Mel, por el color de sus ojos. Mel tiene ahora un año y medio, es cariñosa, juguetona, guapa, glotona, y... tremendamente lista. Al principio desconfía de los desconocidos, pero en seguida se muestra sociable.

Compañera de nuestra galga Huma, se adaptó en tiempo record a vivir en un piso, a hacer sus necesidades fuera, y a caminar con la correa. Le encanta la vida en familia.

Han pasado ya diez meses de su rescate, lleva ya tiempo esperando ser adoptada, y, lo triste....es que nadie se interesa por ella. ¿Es invisible? no! Es podenca!

Sólo pretendemos con este escrito hacer visibles a los podencos, compañeros fieles, listos, leales, y, en especial a Mel, que merece encontrar su lugar en el mundo.


Jordi y Silvia



Pues sí, hace ahora justo un año que volviendo de trabajar vi algo que se movía en una rotonda, no me lo podía creer. En seguida avisé a Jordi y Silvia, e hicimos turnos para dejarle comida y agua, e intentar sacarla de esa rotonda. La verdad es que nos dejaba alucinados, comía lo que le dejábamos pero no nos dejaba acercarse, jugaba con un muñecote, y tambien con un cadaver de conejo, que intuimos cazó ella....siendo solo un cachorro!Unas buenas morcillas calientes, un pollo humeante, y la inestimable ayuda tambien de Fina y Jaume, hicieron posible poder cogerla!Siempre hemos tenido perros acogidos que nos llegaban de fuera, pero participar en el rescate y en todo el proceso nos pareció a todos alucinante.

No olvidaré nunca la cara con que Silvia la cogió en brazos, envuelta en una mantita...

Y ya no sólo porque le tengamos un cariño especial a Mel, si no porque verdaremante, los podencos se hacen más invisibles a la vista del que va pasando páginas.




Miradlos bien a los ojos