lunes, 31 de enero de 2011

Ya está bien

Ya está bien. ¿No? ¿No os parece que alguien tendría que decir basta?

Yo no soy el más indicado para ello, pero esta vez, y sin que sirva de precedente, voy a declarar mi indignación. Y no lo hago por mí. A mí no me preocupa lo que piense según quien. Allá él o ella. Lo hago por mis compañer@s; por todos aquellos que están cansados de robarle tiempo a sus familias y a su ocio para entregárselo desinteresadamente a los galgos. Por todos aquell@s que llevan tanto tiempo sin saber lo que es una semana de vacaciones sin sobresaltos, sin rescates, sin noches en vela, sin lágrimas, y que encima ahora tienen que soportar que algún/a iluminad@ se otorgue el derecho de escupir en su trabajo, porque a su juicio, no hemos hecho las cosas como ell@s querían. ¡Ya está bien!

A tod@s los que usáis las redes sociales para insultarnos, para criticarnos, para daros el gustazo de soltar vuestra bilis sobre nuestro esfuerzo, os debería caer la cara de vergüenza. ¿Dónde estábais vosotros cuando alguno de mis compañer@s escondía perros rescatados en su coche para no tener que pedir, una vez más, a sus padres permiso para acogerlos en casa? Más de un@ de vosotr@s, ni siquiera había nacido. Pero ahora, porque ha rescatado a un galgo, ya se cree que es el Oskar Schindler de esta raza, y se permite el lujo de tirar porquería sobre las asociaciones que no le han ayudado. ¿Te has preguntado porque no hemos podido ayudar? ¿Quieres saber cuántos galgos “movimos” el fin de semana pasado? Doce. Sí, guap@. Mientras tú te desesperabas por tu galgo, nosotros sacábamos de la calle a doce. ¿Qué te parece? Estamos desbordad@s. No damos abasto, y encima tenemos que soportar comentarios como el tuyo que no aportan nada, y que nos duelen. ¡Ya está bien!

Pero quédate tranquil@. Mañana, cuando descanses con tu conciencia tranquilísima, cuando tu ego esté reforzado por que has sido tan generos@ y tan buen@, cuando tu cuota de solidaridad con los galgos ya esté cubierta, y te tomes un merecido descanso, cuando te dediques a tí mism@ el tiempo que consideras que ya te corresponde… nosotros seguiremos en la brecha. Porque esto no se acaba con tu historia. Porque, desgraciadamente, esto es el infierno, y hay que seguir. Porque el esfuerzo puntual no sirve. Lo único que vale en nuestra lucha es la constancia, la continuidad, la entrega desinteresada y permanente.

Seguiremos tratando de rescatar cuántos galgos y podencos podamos. A costa de mucho sufrimiento, de mucha dedicación, de muchas lágrimas. Sabemos que alguno quedará en la calle, porque el problema es gigantesco, y no podremos con todos. Pero no vamos a desesperar. No conseguirás hacernos desistir. ¡Ya está bien!

Y si mi escrito no te parece adecuado, lo siento. Estoy rebotado y muy cabreado con la gente como tú. ¡Ah! Y puedes responder lo que quieras. Yo no voy a dedicarle ni un minuto más de mi vida a quien no lo merece. Mi tiempo, y el de mis compañer@s es demasiado valioso para gastarlo en tonterias, y nuestra energía es demasiado escasa para emplearla en algo que no sea salvar más galgos. Si te ha de hacer bien… insúltame, escúpeme o haz lo que quieras. Igual alguien te ríe las gracias. Pero yo no voy a responder.

Y un consejo (Mi edad me da el privilegio de poder aconsejar): Aplícate una frase preciosa de Robert F. Kennedy, que resume lo que pensamos en Galgos 112:

“Mientras algunos ven las cosas como son y se preguntan ¿Por qué?, nosotros soñamos en las cosas como deberían ser, y nos preguntamos ¿Por qué no?"

domingo, 30 de enero de 2011

Cuando no todo es ayudar

Cada vez hay más asociaciones dedicadas al rescate de galgos, algunas, pocas, se dedican también al rescate de podencos. Esto, ayudado por la implantación de las nuevas tecnologías y las redes sociales en los hogares sin duda tendría que ser algo bueno, pero, ¿siempre es así? Lamentablemente no.


Es innegable lo beneficioso para los galgos y podencos de la creación de asociaciones dedicadas a su rescate, recuperación y posterior reubicación como animales de compañía en familia de cualquier parte de Europa y, porqué no, del mundo entero. Y es igual de innegable que este trabajo se ve muy beneficiado al poder utilizar como medio de comunicación páginas web colgadas en internet y las redes sociales, en particular twitter y facebook. Esto ha significado la salvación para muchos galgos y algunos podencos y es cierto que entre la mayoría de asociaciones dedicadas a su rescate existe una especie de hermandad que hace que donde no pueden llegar unos lo intenten otros, dejando así el mínimo espacio al descubierto, lo que se traduce en prestar ayuda al máximo de animales posibles. Estas asociaciones a las que me refiero y entre las que por descontado se cuenta Galgos 112, están debidamente registradas como tal en los correspondientes registros de asociaciones de la administración pública, tienen unas personas responsables, a las cuales se les puede exigir explicaciones en caso de que sea necesario y suelen seguir, con alguna pequeña variación dependiendo de cada asociación, un protocolo de funcionamiento conocido por todos sus voluntarios antes de rescatar, recuperar y dar en adopción un galgo o podenco. Obviamente estas asociaciones se benefician, nos beneficiamos, del uso de las nuevas tecnologías, que nos han permitido acceder a muchos sitios en los que sin estas facilidades nos habría sido muy difícil, o sencillamente imposible, llegar. Hasta aquí todo bien.


Y entonces ¿a qué se debe este escrito? Igual de cierto que todo lo anterior es que, sobretodo en el último año, con la expansión de facebook, hemos visto nacer muchos grupos de supuesto rescate de galgos. Grupos mal llamados asociaciones, puesto que carecen de registros, estatutos, normas de funcionamiento, personas responsables... que basan su actividad únicamente en la citada red social. Grupos creados, en la mayoría de ocasiones por personas de buen corazón que en su desesperación al ver cuantos galgos se quedan cada año en el camino han decidido echar toda la carne en el asador e hacer llamadas desesperadas para ayudar a estos pobres a encontrar también su sitio en el mundo, llamadas que llegarán con gran facilidad gracias al medio de difusión utilizado a otras personas de buen corazón que muchas veces en un acto totalmente impulsivo decidirán acoger a alguno de estos perros. Por desgracia esto, que parece debería ser un hecho loable, se está convirtiendo en un serio problema para el primer grupo de asociaciones.


En concreto en Galgos 112, hemos recibido llamadas de personas pidiendo auxilio por perros que les han llegado de la forma descrita. No hemos tenido que alargar demasiado la conversación telefónica para saber que se están mandando perros sin visita previa a la familia que va a adoptarlo y que ha sido esta familia la que se ha hecho cargo del transporte, vacunación y esterilización del animal que, por supuesto les ha llegado sin analíticas para conocer cual es su estado de salud. Y el problema viene cuando el animal sufre de alguna enfermedad que requiere un tratamiento especial y de la cual la familia adoptiva no ha sido avisada pues nadie conocía esta situación. Esto no, esto no es ayudar.


Tampoco es ayudar mandar partidas de galgos sin esterilizar a destinos supuestamente localizados en Italia cuando se están recibiendo avisos del interés de explotadores de Chequia por obtener galgos y podencos ibicencos para hacerlos criar y vender sus cachorros, que como tantos otros de otras razas terminarán en el mercado español. Nosotros mismos hemos recibido peticiones de podencas ibicencas para estas finalidades. Esto no es ayudar.


Conocido todo esto no es de extrañar que se vayan encontrando galgos abandonados en zonas no galgueras como Catalunya que casualmente cuadran con los perros salidos de estas perreras. Probablemente hayan sido víctimas del impulso de alguien que al recibir un perro enfermo, ha optado por la vía fácil.


Ayudar es mucho más que esto. Ayudar es una vez sacas a un animal de su miseria preocuparte para que tenga la vida digna que merece hasta el último de sus días, aunque a veces, y con todo el dolor que es capaz de sentir un corazón humano, tengas que decir “no puedo ayudar a ninguno más”. Esto sí es ayudar, aunque ello suponga acostarte muchas noches con las lágrimas en los ojos y un dolor en el estómago que seguro todos los del primer tipo de asociación, las que de verdad funcionan como tal, que estén leyendo estas líneas saben reconocer.

miércoles, 19 de enero de 2011

Un dia cualquiera como casa de acogida

Suena el despertador. 7:10.

Abro un ojo , me giro, y veo a Petri tumbada a mi lado mirándome mientras empieza a mover su cola. Se estira. Me giro hacia el otro lado, y Bella se tapa la cabeza con sus dos patas, intentando que no le de la luz. Buff… Diez minutos más. Me encantan estos momentos. Vuelve a sonar el despertador. 7:20. Hago otro intento de levantarme, pero nadie responde. Otros diez minutos más. 7:30. Ahora sí que debo levantarme. ¡Vamos chicas! Y las dos pegan un salto de la cama al suelo como si tuvieran un muelle en las patas. ¡Buenos días Berta!

Salimos del cuarto. Bella, de tanta emoción, no deja de dar vueltas. Petri está empezando a imitarla… Hay que darse prisa antes de que Bella la suelte en casa!!! Aún está aprendiendo. Además, tengo que andar con movimientos lentos para no aumentar la excitación… Berta, mientras tanto, ni se ha movido del sofá, y mira al resto con cara de pocas ganas… ¿Pero es obligatorio salir a estas horas????

Salgo del baño, aún no ha hecho pis. ¡Venga Berta muévete! Me visto rápidamente y me dirijo a la puerta. Berta sigue en el sofá. Petri y Bella parece que están en un concierto de rock, dando saltos y pegándose empujones la una a la otra, y las dos contra las paredes… Ya estamos en la puerta. Y Berta aún en el sofá. Comienzo a llamarla desde allí, medio susurrando para no molestar a los vecinos… ¡Berta! Ni caso. Me pongo las zapatillas, la chaqueta, cojo las bolsas de las cacas, las gafas… ¡Berta va! Sigo sin respuesta. Las otras dos van aumentando su nerviosismo… Joder, no me va a dar tiempo a salir!!! Cojo las correas. Este momento es crucial. Por fin Berta se levanta, pero claro… hay que estirarse.

Bella da media vuelta, y se dirige al encuentro con Berta. Se agacha como si Berta fuera su presa y fuera a saltar encima de ella. Berta lo sabe. Es el juego de todos los días. Y la señal de calma que le manda Berta a Bella es andar más despacio… Se miran, Berta se acerca delicadamente, Bella salta sobre ella y empieza a morderle las orejas, el collar… Ay cuanta paciencia cuando quiere la tía!!!.

Acaricio la cabeza de Petri (su debilidad) mientras contemplamos este ritual desde la puerta.

He de reconocer que a veces cuando tengo prisa, simplemente me acerco al sofá con la correa de Berta y se la pongo directamente sin mayores contemplaciones.

Vale, ya están las tres. Hay que poner las correas. Siguiendo las pautas. Primero Berta, luego Petri y por último Bella. Venga va que aún nos da tiempo a bajar antes de que a Bella le entren ganas!

Abro la puerta… Petri sale en estampida, la puerta aún es un lugar crítico. En su camino, arrastra a Bella con ella. Como todos los cachorros, Bella aún pierde el equilibria y se cae al suelo… Berta aguanta la embestida de Perti y las mira como diciendo… ¡Qué desastre de galgas!!!!

Llegamos al ascensor. Mierda, no está aquí, hay que llamarlo. Aprieto el botón de llamada… Bajo la mirada a mis chicas… y veo a Bella en posición de meada total… ¡Bella no!...

Demasiado tarde. Ahí tenemos el charco en la puerta del ascensor. Ale. Vuelta para casa, abre la puerta, entra a las galgas, cierra la puerta, desengancha correas, busca el cubo y el mocho, sal a limpiarlo, y otra vez lo mismo.

Cuando entro para dejar el cubo, Bella me ha preparado otro regalito… Así que aún tengo que hacer una última limpieza antes de salir de nuevo.

Ahora sí. Ya por fin podemos coger el ascensor. Ya no hay prisa. Son las 7: 50.

La distancia al parque es corta pero no hay que perder oportunidad. Petri y Bella jugando a… ‘a ver quién tira más’. Berta como siempre junto a mí. Llegamos, desengancho las correas de Berta y Petri. La pobre Bella no puede más que morirse de rabia por no poder correr con ellas. Nada más soltarlas arrancan a toda velocidad hasta el final del parque. Y los tirones de Bella son brutales. Le engancho el flexi, que aunque no es recomendable para los galgos, en este caso para Bella es vital. 5 metros de flexi más lo que yo corro con ella. Aún así, no es suficiente claro.

Hay que estar atenta… Petri ha cagado aquí, y Berta ha cagado allí. Saca las bolsas, Bella sigue dando tirones, recoge las primeras cacas. Andamos hasta las de Berta, agáchate y recógelas mientras Bella vuelve a tirar. En ese momento Petri pasa volando junto a nosotras en plan burla hacia Bella… ‘ale y ale, tú no puedes cogernos’. Como puedo, saco la pelota del bolsillo y la lanzo bien lejos para que Petri vaya a buscarla, eso me da unos segundos, pero pocos… Ya la tenemos de vuelta, Bella también quiere la pelota, pero Petri solo me la da a mí para que vuelva a tirarla… En fin…

¿Dónde está Berta? Ah sí, donde siempre… en el único rincón del parque donde pega el sol. Ahí está tumbada. Ella ya ha terminado y piensa que no es necesario quedarse más… Me dirijo hacia ella y la achucho. Berta es genial! Después de varios lanzamientos y varias recogidas de pelota para Petri, ya podemos volver. Obedientes son un rato, eso no puedo negarlo. Me pongo a caminar hacia la puerta después de haberlas llamado, y de inmediato se ponen junto a mí esperando el enganche de la correa. Los galgos son así de geniales. Ahora por el camino largo parar hacerlas andar un poco. Les quedan varias horas hasta el siguiente paseo.

Entramos en casa. 8:30. Desengancha a las galgas, cambia de zapatos, deja la chaqueta, quita las gafas… Bella sigue dando vueltas, sabe que se acerca la hora de la comida y se impaciente. Berta y Petri ya lo saben, hay que esperar, así que se van cada una a su sitio. De camino al comedor enciendo el calefactor en el baño. Entro en mi cuarto, preparo al ropa y paso a la ducha. Seguimos con las prisas. En el baño solo hay un enchufe. Hay que desenchufar el calefactor para enchufar el secador. Entonces las oigo en el comedor, concretamente a Bella y Petri, dando saltitos… Ya nos toca, ya nos toca!!!.

Ya estoy lista. 8:50. Abro al puerta y las dos perras como locas. Berta vuelve a estar en el sofá, y hasta que no ve que va enserio, no se mueve.

Comenzamos la operación comida. Primero las medicinas. Para Berta pastillita de Leishmania y para Bella sus dos dosis de jarabes. Petri de recompensa también se lleva un poco de queso. Ahora ya podemos preparar los cuencos. Mientras los voy llenando, Bella sigue sin parar de dar vueltas de emoción. De vez en cuando para y se te queda mirando… pero al poco, vuelve a empezar.

Volvemos al comedor. Reparto de cuencos. Primero Berta, luego Petri y por último Bella. Tengo que quedarme cerca para controlar que Bella, la más rápida en terminar, no se coma la comida de Petri. Bueno, ya han terminado… 9:15.

Termino de arreglarme yo y ahora todas duermen. Salgo por la puerta directa a la cafetería donde desayuno. Algo rapidito y al metro. 9:30.

En quince minutos estoy en la oficina. 9:45. Comienza la jornada laboral. A mitad mañana me llama María. Me salgo a los pasillos libreta en mano. Hay que enviar cierta documentación por mail a una futura adoptante. Yo lo envío. También hay que llevar unos collares a una tienda. Genial, puedo ir en metro. Han devuelto a una perra… CABRONES! Y una adoptante se echa atrás porque… 200 euros le parece mucho para hacerle un favor a una galga... TÓCATE LOS COJONES!.

Vuelvo a la faena. A ver si no se me olvida nada. ¿Por dónde iba? Sigo conectada a los servidores del cliente, buff, menos mal, no he perdido al conexión.

A medio día regreso a casa. Hay que darle de comer a Bella y sacarla para que siga aprendiendo. Llego a casa sobre las 15:00.

Lo primero que hay que hacer nada más entrar, ignorando la recreación del concierto de rock de Petri y Bella dándose empujones, es limpiar el pis que Bella no ha podido aguantar. Busca de nuevo el cubo, cambia el agua. Limpia todo…

Cuando está todo recogido, comenzamos las rutinas para salir a la calle. 15:15. Correas, pelota, zapatillas, chaqueta. Ascensor. A partir de este momento, Bella ya no hace más en casa. El único momento crítico es durante la mañana.

Ahora hace sol en todo el parque. Se repite la escena de recogida de cacas, Bella tirando, y Petri pasando en plan burla…. Berta de nuevo en la zona soleada ¿Para qué jugar pudiendo estar tumbada al sol? Hay más perros y Bella se altera más porque quiere jugar con ellos.

Con las salidas extras por la estancia de Bella, Petri está tremendamente contenta, pero Berta… A ella le sobran dos paseos, pero bueno, si no hay más remedio y me pongo pesadita, al final viene.

Bueno chicas, hay que volver a casa que aún me quedan unas horitas de trabajo! 16:00

Al llegar a casa, Bella sabe que le toca comer. Berta y Petri al sofá. Entramos en la cocina, pongo el plato de Bella con su ración, y p’adentro! Mientras come, conecto el ordenador y preparo los papeles para seguir trabajando. Afortunadamente mi trabajo me permite trabajar desde casa, aunque con el cambio de departamento del mes que viene… me parece que se me termina este chollo…

Bella termina de comer y vuelve al comedor. Entonces caliento mi comida, me tiro en el sofá jugando un poco con mis chicas, y a comer! 16:15.

Aún pasará un poco hasta que Bella se quede tranquila en su cama, y eso sí, antes de meterse en ella dará unas cuantas vueltas por el comedor. Le cuesta mucho ir directamente. Me siento en el suelo y juego con ella con el ordenador delante. Está en época mordedora y hay que enseñarle que el brazo no es un juguete, pero esto que le muevo delante, sí. Y así estamos un rato. Luego una especie de masaje, y se relaja.

Tengo que trabajar hasta las 19:00 por lo menos, pero a las 18:00 las bajo para seguir con la rutina de Bella. Hasta entonces, todas duermen. O eso parece porque es levantarme para coger un vaso de agua, y Bella y Petri se lanzan detrás de mí.

A las 18:00 paseo. Correas, bolsa de cacas, zapatillas, chaqueta, pelota. Salimos a la calle. En el parque a estas horas hay más amigos. Más carreras, más tirones… Si Berta ha bajado con nosotras, a los 10 minutos ya está dando señales de volver a casa… ¡Anda que no te queda guapa! El lanzamiento de pelota para Petri no tiene fin. Se podría pasar horas! Y Bella al acecho por si se le escapa alguna pelota. En estos casos, la coge al vuelo, y comienza a dar vueltas toda triunfante con la pelota en la boca. Menuda ficha!

A las 18:30 vuelta a casa. Aún me queda una horita de trabajo.

A las 19:30 desconecto del trabajo. Por fin!!!!!! Me siento un poco en el sofá, echo a las galgas que si no, no quepo, y a descansar 10 minutos que a las 20:00 toca paseo de nuevo, y de los largos. Todos los paseos son importantes. Hay que afianzar en Bella las conductas diarias, y no es moco de pavo! Además, no tengo que perder e vista a las mías tampoco.

Volvemos a las rutinas. Cambio de zapatillas, chaqueta, bolsa de cacas, collares, correas, gafas, ascensor. Esta vez estaremos un rato en el parque, y luego saldremos a andar. Paseamos con otro compañero que acaba de acoger una galga. Durante el paseo hay que concentrarse para no sufrir un accidente. Bella con tanto entusiasmo por todo sigue tirando y cruzándose. Petri si algo le asusta cambia de dirección sin darse cuenta que está enganchada a mí, con el consiguiente arrastre. Berta donde siempre, junto a mí. Y luego dicen que no hago deporte… JA! Mueve los brazos constantemente para no liar las correas, agáchate a recoger las cacas, levanta las piernas para no perder el equilibrio si la correa se cruza… ¿quién quiere ir al gimnasio?

Ya estamos de vuelta. 21:30. Entramos en casa. No se cómo a Bella aún le quedan fuerzas para pegar brincos por toda la casa. Petri y Berta se quedan conmigo en la puerta. Cambio de zapatillas, quita chaqueta, suelta correas. Hora de descansar antes de cenar.

Bella y Petri ya están desesperadas… ¡pero si solo son diez minutos!!! Intento jugar con ellas para distraerlas, pero no hay manera. Cualquier excusa es buena para salir por el pasillo y plantarse delante de la puerta…. ¡¡¡¡Lo que queremos es comer!!!! 21:40, operación comida. Prepara los cuencos, da medicinas, reparte los cuencos. Vigilancia para que todo marche bien. 22:00. Berta y Petri ya están durmiendo. Bella aún cree que le va a caer algo. Las recomendaciones marcan comer antes que ellas, pero de vez en cuando alterno, según las ganas.

Me preparo la cena y me siento de nuevo en el sofá. 22:20. Qué cansancio! Tengo que prepararme la comida de mañana, hacer alguna llamada, responder a varios correos…

A la que me descuido, las 23:30… Y quiero dormir, que mañana será otro día.

Y luego hay gente que me dice… ¿pero qué haces todo el día? ¿Por qué no me coges el teléfono? Pues ya ves, será que no quiero contestar, jajaja. Y es que no sé qué ‘puntualidad’ tiene la gente para llamar a las horas críticas de comidas y paseos.

No puedo olvidarme de la familia y amigos. Hay que encontrar tiempo para verlos!!!! Eso siempre. Hay que aprovechar las comidas, cenas y horas de paseos. Y sobretodo, el fin de semana. Fin de semana para realizar alguna excursión si se puede, tomar un café, visitar a la familia...

Mucha de la gente que lea esto se verá identificad@. Genial! Esta es la gran labor de las casas de acogida, ya que no es solo tenerlos en casa. Se trata de educarlos, formarlos, socializarlos, darles cariño…

Y sí, se trata de un trabajo cansado, agotador, a veces frustrante. Pero al mismo tiempo realizar una acogida es muy divertido, hay momentos en que no puedes más que descojonarte, verlos descubrir situaciones elementales, conocer un perro que no es ni un galgo ni un podenco (para ellos un extraterrestre), una pelota para jugar, miedo a subir al sofá, la puerta del ascensor que se desliza, jajaja. En definitiva, realizar una acogida es muy muy muy gratificante. Ver los progresos de estos bichejos es impresionante! Y son tan agradecidos!

Todos podemos ser casa de acogida, pero solo unos pocos queremos, que es muy diferente.

Así que por favor, a todos aquellos que estéis pensando en si hacerlo o no, en si seréis capaces o no… por favor, probad! Solo os pido que probéis una vez. Seguro que no os arrepentiréis.


Arantxa

Casa de acogida de Galgos112

Valencia


viernes, 14 de enero de 2011

Quien tiene un amigo tiene un tesoro


Si echamos un vistazo a nuestro garage o al del vecino recordaremos como tenemos las herramientas cuando no las usamos, en general, amontonadas, polvorientas...olvidadas.

Así que no será dificil imaginar, como malvive, un animal que ha sido tratado desde que nace como una de ellas.

Detrás de cada adopción, hay una historia de vidas cruzadas, la del galgo, la de su verdugo, la de su recatador, la de su cuidador...y por último la de su adoptante.

Porque detrás de cada adopción, hay muchos pasos que dar por muchas personas solidarias que dejan todo por hacer posible el milagro de salvar una vida.

Una cadena de personas , que movidas por el único, pero ambicioso objetivo de salvar a cuantos galgos puedan, se pone en marcha a cada rescate, dejando muchas veces aparcadas a sus familias, o una estupenda barbacoa con amigos, para acudir al rescate del galgo en apuros.

El rescate, a veces resulta una labor de trapecistas, en una cuerda llena de tramos deshilachados, que en cualquier momento se puede romper, y si se logra , el verdadero trabajo estará por llegar. Curar sus heridas, las que están por fuera y las que están por dentro, estas últimas a menudo mas difíciles de cerrar, a enseñarle que no todos los humanos son malos, a perder el miedo cuando este existe, a vivir en paz y, sobre todo, a dejar todos sus malos momentos atrás, muy atrás...

Para las personas que formamos la asociación, cuando entregamos un galgo en adopción, lo depositamos en tus manos y es como una pequeña pero valiosa joya la que te confiamos, pensando que lo hacemos bien, que es una buena familia para el y que después de nosotros seguirá a salvo.

Con el corazón encogido a cada adopción, damos las pautas necesarias para facilitar el cambio de manos y adaptación del galgo en su nuevo hogar y cruzamos los dedos para que los adoptantes se impliquen lo necesario como para cumplirlas, que tengan en cuenta la importancia de seguir nuestros consejos para que todo vaya bien, que tengan en cuenta que en la labor que desarrollamos , ellos toman el relevo y que son el último eslabón de la cadena solidaria de Galgos 112.

Antes pues, de adoptar a un galgo, se debe reflexionar y aceptar el compromiso que se adquiere, como ya hemos dicho en alguna ocasión, no solo con la asociación, si no con el galgo.

Cuando los consejos o pautas, no se tienen para nada en cuenta, pueden surgir los problemas, derivados, a veces, del propio miedo del galgo, a perder a quién mas quiere.

Y a veces, al mínimo problema, algunas familias optan por, directamente devolver al galgo, y cuando esto ocurre, el pobre animal sufre el desarraigo de perder a su familia.

La única familia que ha conocido.

Y nosotros que debemos luchar por todos los galgos que se encuentran en las calles, o en zulos, o con la soga al cuello, para que ninguno a los que hayamos tenido la posibilidad de llegar, quede en el camino, y por los que no podemos perder ni un minuto, deberemos invertir un tiempo precioso, en reeducar al galgo, y encontrarle una nueva familia, lo que irá en perjuicio de otro galguito que verdaderamente si nos necesite.

El adoptante debe disfrutar de su galgo, de su compañero de vida, su amigo, y también debe luchar por el y no fallarle jamás, por eso además de buenas intenciones, adoptar a un galgo requiere un ejercicio previo de reflexión y responsabilidad, porque miles de galgos se juegan la piel todos los días, pero no están jugando, y por supuesto nosotros tampoco.

Cuando miro a los ojos de mi galga, no veo a un galgo, ni siquiera a un perro. Veo a mi amiga Lara, a quien no fallaré jamás y a quién acompañaré y ayudaré cuando me necesite.

Soy persona de pocos amigos, pero los que tengo los quiero de verdad.

Así que si quieres adoptar a un galgo, antes te pediré que te pongas la mano en el corazón y te hagas esta pregunta...¿ Que tal amigo eres tu ?

Si adoptas a un galgo, que sea para siempre..

Escrito por Cristina León