“Mi perra, tengo que sacar a mi perra Nina” ha sido lo primero que ha dicho tras la operación, aún bajo los efectos de la anestesia.
Nina está ahora en mi casa. Una acogida temporal diferente, y corta espero.
Anoche lloró y lloró como intuyendo alguna cosa…Qué listos son!
Esta historia, no sería una historia peculiar, bajo mi punto de vista, si no fuera porque, mi tío Pedro, de 67 años, que ha sido cazador toda la vida decidió hace unos meses, retirarse y adoptar una galga como animal de compañía hasta el resto de sus días.
Pedro siempre cuidó bien sus perros de caza, pero jamás los tuvo dentro de casa. Los tenía en el patio y los sacaba a menudo, pero impensable, compartir sofá con ellos. Creo que ni se lo planteaba como algo normal.
Cuatro años de ver entrar galgos en acogida temporal en mi casa, muchos en condiciones deplorables, y ver lo nobles y buenos compañeros que son, debieron abrirle los ojos.
Así que le ayudé a encontrar a Nina.
Nina vino de la perrera municipal de Cuenca, donde iba a ser sacrificada. Es una preciosa y enorme galga atigrada con un gran callo en el pecho por haber dormido en tierra toda su vida.
Honestamente, tengo que decir, que instantaneamente surgió el “amor” entre ellos dos… A mí me ignoraba!
La mirada de ella hacía él, era de agradecimiento y adoración. Nina es tan grande que se estira en su sofá y apenas le deja sitio a él.
Por Gavà pasea orgulloso con su galga atigrada, dando información a todo aquel que pregunta, haciendo campaña sobre lo noble y buen perro de compañía que es el galgo, y lo más irónico, sobre el maltrato que sufren la mayoría a manos de desalmados que los usan para cazar y luego se deshacen de ellos.
Como dice el refrán, nunca es tarde, si la dicha es buena.
Tío Pedro, recuperate enseguida, que en breve nos vamos a la playa para ver a nuestros galgos correr.
Un beso muy fuerte desde casa
Nina, Drac, Tamrat y Cristina
Nina está ahora en mi casa. Una acogida temporal diferente, y corta espero.
Anoche lloró y lloró como intuyendo alguna cosa…Qué listos son!
Esta historia, no sería una historia peculiar, bajo mi punto de vista, si no fuera porque, mi tío Pedro, de 67 años, que ha sido cazador toda la vida decidió hace unos meses, retirarse y adoptar una galga como animal de compañía hasta el resto de sus días.
Pedro siempre cuidó bien sus perros de caza, pero jamás los tuvo dentro de casa. Los tenía en el patio y los sacaba a menudo, pero impensable, compartir sofá con ellos. Creo que ni se lo planteaba como algo normal.
Cuatro años de ver entrar galgos en acogida temporal en mi casa, muchos en condiciones deplorables, y ver lo nobles y buenos compañeros que son, debieron abrirle los ojos.
Así que le ayudé a encontrar a Nina.
Nina vino de la perrera municipal de Cuenca, donde iba a ser sacrificada. Es una preciosa y enorme galga atigrada con un gran callo en el pecho por haber dormido en tierra toda su vida.
Honestamente, tengo que decir, que instantaneamente surgió el “amor” entre ellos dos… A mí me ignoraba!
La mirada de ella hacía él, era de agradecimiento y adoración. Nina es tan grande que se estira en su sofá y apenas le deja sitio a él.
Por Gavà pasea orgulloso con su galga atigrada, dando información a todo aquel que pregunta, haciendo campaña sobre lo noble y buen perro de compañía que es el galgo, y lo más irónico, sobre el maltrato que sufren la mayoría a manos de desalmados que los usan para cazar y luego se deshacen de ellos.
Como dice el refrán, nunca es tarde, si la dicha es buena.
Tío Pedro, recuperate enseguida, que en breve nos vamos a la playa para ver a nuestros galgos correr.
Un beso muy fuerte desde casa
Nina, Drac, Tamrat y Cristina
3 comentarios:
¡¡¡ Que bonita historia !!!
Por supuesto que nunca es tarde,además,nadie mejor que el puede explicarles a esa gente lo que un/a galg@ puede aportar como compañer@.
Mejorate pronto tio Pedro...Nina te espera para pasear.
gracias guapa. Ha ido todo muy bien! Así que en breve, todos a la playa. Se ha convertido en el típico caso de hombre ayuda perro, pero perro ayuda MUCHO MÁS a hombre.
Qué gran terapia y qué gran descubrimiento para él. Está "enamorado" de ella
Una historia preciosa: Pedro, el cazador "cazado". A mí me ha parecido el ejemplo típico de contagio severo de galguitis. Y ahí si que no valen intervenciones ni hospitales ni terapias. Amigo Pedro... estás tocado y la galguitis no tiene cura.
Bienvenido al club.
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