Queridos reyes magos...

Está lloviendo, y mientras miro a través de la ventana, me sorprendo a mi misma, garabateando con el dedo sobre el cristal humedecido por el vaho, y me acuerdo de cuando era pequeña, y como mi madre, me soltaba mas de una regañina, por ensuciarle los cristales cada vez que llovia.
También recuerdo como si fuera ayer, como por estas fechas , ansiaba el momento en que ella me traeria la preciosa carta blanca, ribeteada con una cenefa azul y roja, cuidadosamente doblada, y que iria dirigida a los tres señores, que el resto del año, veian por un agujerito, todo lo que yo hacia, o al menos eso me decia mi madre, y yo, que la creia a pies juntillas, intentaba ser una niña buena, o una buena niña, según se mire.
Y creo firmemente, que esas cosas que cuentan las madres, tienen mucho que ver, con las personas en las que nos convertimos después.
Recordando aquellos momentos, en los que creia que este mundo era de color de rosa, y que todos los animalitos que veia por la calle, tenian su casita en el bosque,( esto último también me lo contaba mi madre, y no hace falta que os diga que también me lo creia...),hoy me gustaria viajar en el tiempo y jugar a ser pequeña, y rescribir aquellas cartas a los reyes, en las que pedia muchos regalos, así que con vuestro permiso, voy a cerrar los ojos muy fuertemente, y ...
Queridos reyes magos, este año mi carta va a ser muy larga...
Quiero pediros una casa de acogida para un galgo en Mérida, Blacky. Hace meses que vaga mal herido, y le falta media patita de atrás, mientras unas chicas le dan algo de comer, pero está solo y herido, y no quiero ni pensar en el frio que debe estar pasando...
También necesito que me traigais otras dos casas de acogida, para dos cachorritas, que quedaron abandonadas a su suerte, en una terraza, sin poder escapar, sin agua ni comida, abandonadas como dos trastos viejos y que hoy esperan un hogar, donde crecer felices y en paz.
No puedo olvidar a Juncal, que magullada, y adolorida, vagaba abandonada y hambrienta por las calles de Sevilla. Se dejó rescatar, cuando las fuerzas casi la abandonan para siempre. Necesita un hogar definitivo, donde reposar en paz, sea algo cotidiano, después de una vida de calamidades.
Y que decir de trufa, que atropellada, se dejaba morir en una residència en Sevilla, donde ni siquiera comía, y donde la infección producida por las heridas del atropello, se la estaba comiendo por momentos. Necesita una casa de acogida urgente, donde poder recuperarse y descubrir las bondades de vivir en un hogar de verdad.
Y también, para Onice, nuestro montoncito negro, como la llama su salvadora, Marité, mientras nos cuenta que a pesar del lamentable estado de su cuerpo, y de estar recuperándose de una complicada intervención quirúrgica, es una galga buenísima y con enormes ganas de comer, de vivir, de querer...
También, me gustaria pediros otra casa de acogida para...¡Diós! ¿Para quien os la pido ? , Es que son tantos, que ni me atrevo a decidir quien lo necesita mas que otro.
Quizás deberia empezar esta carta otra vez, y pediros que este año, como el anterior, necesitamos muchas casas de acogida. Necesitamos que nos traigais este bien tan preciado. Sin ellas, nuestra labor cae en saco roto. No podemos dejar en la calle a tantos inocentes, mientras les buscamos un hogar...Solo el tiempo suficiente para salvarles y encontrarles un hogar definitivo, para ponerles a salvo durante ese espacio de tiempo, en el que les puede pasar de todo, ser atropellados, maltratados de nuevo, sacrificados en insalubres perreras, que bajo el nombre de “ refugio”, se esconden verdaderos mataderos, donde solo una filmación del sitio, seria escenario ideal, de la más escalofriante película de terror... Y necesitamos socios, para poder afrontar los enormes gastos que nos generan las operaciones y cuidados de tantos galguitos maltratados.
Ya se que he cogido carrerilla, y que os estoy pidiendo muchas cosas, pero no puedo dejar de pediros, donaciones únicas, ya que gracias a ellas, cuando parece que no podremos afrontar una operación costosa, aparece una, y Zas!, como un angel de la guarda, sacamos adelante al galguito en apuros.
Se que teneis mucho trabajo estos dias, pero ojala os convenza el pensar que mis deseos no ocupan lugar en un saco, ni en un carruaje, solo ocupan un lugar en el corazón, así que como deseo final quisiera pediros, que nos ayudeis en la ardua tarea de concienciar a las personas, que un animal cualquiera que sea, sufre igual que cada uno de nosotros.
Que no se puede, adoptar a un animal de compañía si no va a ser para siempre.
Que no se puede , pero sobretodo, no se debe, girar la mirada hacia otro sitio, cuando se cometen injusticias, abandonos y maltrato delante de nuestras narices, y simplemente no hacemos nada.
Y por encima de todo, no se puede decir;
Yo, no puedo hacer nada.
Este año, no quiero ningún regalo que se pueda abrir, que se pueda guardar, que se pueda tocar.
Este año, quiero el mayor regalo que puedo desear, para cada ser noble, para cada galguito, cada podenco, cada animal abandonado...

Una vida llena de paz.