Los seres humanos intentamos comprender las sensaciones de los animales mediante una comparación de nuestras percepciones con las que pueda estar experimentando el animal (Antropomorfismo)…
Si vemos que "Toby" rechaza su pienso, pensamos: ¡¡Normal, cómo puede apetecerle a nadie esa comida tan "aburrida", tan "inexpresiva"…!!
Si vemos imágenes, o nos enteramos de que un "tarado", a golpeado hasta la extenuación a su mascota… ¿qué pensamos?... ¿o simplemente sentimos en nuestras propias carnes esos golpes?.
Un perro es un ser vivo con un sistema nervioso complejo y completo; su piel, sus músculos, están cubiertos por millones de terminaciones nerviosas que perciben el frío, el calor, la presión… Unas terminaciones nerviosas que son capaces de captar en toda su intensidad una injustificable lluvia de golpes.
Pero el animal no sóolo procesa el incomprensible ataque físico, el animal también experimenta sensaciones complejas ante esa "anómala" situación.
El perro sentirá, como poco, un tremendo desasosiego al ver que uno de sus "compañeros de grupo" le ataca sin causa alguna; el animal no entiende por qué uno de sus "familiares" le propina un brutal castigo sin mediar un conflicto territorial, un conflicto de obtención de comida, de consecución de liderazgo…
El aturdido perro, que tiene sus esquemas comportamentales muy bien definidos, estará total y absolutamente desconcertado.
Si a ese profundo desconcierto le añadimos el intenso dolor… ¿pueden imaginarse el resultado?.
Diariamente se producen actos similares, de mayor o menor intensidad, en todo el territorio nacional, actos que, hoy por hoy, no están suficientemente penados.
¿Cuánto desconcierto, desasosiego y dolor es necesario para poner fin a estas situaciones?
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