viernes, 14 de octubre de 2011

UN GALGO, UNA HISTORIA





Esta es la historia de Pruna, una galguita que la única razón de estar en este mundo es la de intentar de que los humanos sean de verdad humanos.
Pruna tiene una historia detrás, otra historia como la de muchos de los galgos que son diariamente acogidos, esta historia se podría resumir en que un buen día un galguero decide que ya no es apta para cazar y como ya no le vale la abandona sin pararse a pensar si tiene más cosas que ofrecer. Pruna, para sacarle de su error iba noche tras noche a llorar a la puerta del que había sido durante tres años su hogar, era un esfuerzo inútil, aunque el galguero la escuchaba no abrió nunca más esa puerta, su egocentrismo se lo impedía, así continuó día tras día, hasta que Galgos 112 consiguió rescatarla.
Mientras eso pasaba, nuestra familia formada por cinco perros, un yako de cola roja, y una princesilla de siete años, se pasaban el poco rato que les quedaba mirando páginas webs de galgos, intentando colaborar comprando algunas de las cosas que en ellas vendían. Pronto esa manera de colaborar se iba haciendo demasiado pequeña, era el momento de dar el siguiente paso, era el momento de traer un galgo a nuestra ya poblada casa. Aprovechando una de las paseadas de galgos que había en Barcelona nos dispusimos a conocer la asociación, así que cogimos a nuestra “vieji”, nuestro yorki de 16 años, y allí nos presentamos. Pasaron pocas semanas desde aquello hasta que nos llamaron para decir que tenían una galguita que necesitaba ayuda.
Fuimos a Barcelona a buscarla, allí estaba ella, una galguita de 16 kilos y mucho miedo, había sufrido mucho todavía era demasiado pronto para que ella hubiera olvidado todo lo que sufrió. Pese a esa barrera y nuestra inexperiencia con perros maltratados hubo conexión, en un segundo habíamos decidido que seriamos alumnos, nos limitaríamos a aprender, y creednos Pruna es una gran profesora. Pruna nos está enseñando lo que es la confianza, y este esfuerzo que hacemos a su vez ayuda a Pruna a pensar que en verdad los humanos tenemos remedio.
Tuvimos que aprender a pincharla, había que controlar la leishmania que padece y ella a base de ofrecerme su cuerpo descubrimos toda la compasión que sentíamos. Entrabamos ya en el mes de Julio, cuando me hizo notar sutilmente que mi forma física estaba cayendo en picado, y así me lo hizo saber a base de romper bolsos, zapatos y cualquier otra cosa que tuviera un ligero olor a cuero, así que unos pantalones cortos y unas zapatillas de deporte obro el milagro, dejó de destrozar cosas, además de estar cogiendo una forma física espléndida, ella puesto que yo solo voy muerto de las piernas pero eso es otro tema.
A principios de agosto, nuestra confianza mutua era plena, ya nos atrevíamos a dejarla suelta por el parque. Ella estaba feliz al igual que toda nuestra familia viendo que las cosas estabas yendo tan bien, Pruna nos estaba enseñando lo que era ser libre a diario, nos lo demostraba a base de maravillosas carreras en el parque de las cuales nos dejaba ser testigos de excepción, su pelo pelirrojo, su postura perfecta y su cola haciendo de timón el cada viraje, un verdadero espectáculo de la naturaleza, pero como toda escuela aquí también hay un examen final, donde el alumno debe rendir tributo al profesor. Fue un examen sorpresa, en una de sus carreras Pruna chocó contra una farola, después de unos gritos de dolor se fue a casa, sin quejarse más, simplemente se enroscó en su camita y esperó, Mónica fue la que primero respondió, se había dado cuenta de que a Pruna le estaba bajando la temperatura, y en poco más de 10 minutos ya estábamos en el veterinario, lo que en un principio pareció un simple golpe, una ecografía nos confirmó que había un riñón partido por la mitad y una hemorragia interna, tuvieron que operarla a vida a muerte. Mónica espero durante horas a que Pruna saliera del quirófano, todo el día sin comer. Cuando salió de la operación lo primero que hizo Mónica fue abrazarla, se pasó todo el rato abrazándola, solo para que cuando Pruna despertara lo primero que viera fuera la cara de su mami, con todos los huesos doloridos Mónica espero pacientemente hasta que Pruna despertara.
Iban pasando los días y Pruna evolucionaba perfecta, tres días después parecía que ya no había dolor, y el examen aprobado, pero no, Pruna estaba preparando el examen final, ese tipo de examen que nadie quiere, el que siempre ponen cuando las fuerzas están más bajas, Pruna conjuro el golpe de la farola, con la leishmania para preparar un coctel infeccioso en el lomo de su cuerpo, empezó como un eccema pequeñito no más grande que una moneda de 10 céntimos, para acabar convirtiéndose en una piel muerta que ocupaba un tercio de su lomo, sentimos rabia, dolor pena, angustia, y miles de cosas más al ver como la piel de nuestra niña se tornaba negra, para luego comenzar a abrirse y supurarle, un líquido purulento con olor a carne podrida, cada día iba a peor y nosotros ya no sabíamos dónde buscar consuelo, pomadas, visitas al veterinario, y por fin una operación para quitarle toda la piel muerta y putrefacta. Una pelea de dos meses, que por fin da su fruto, Pruna vuelve a estar perfecta, solo le queda una cicatriz de todo aquello, y a nosotros otra muy grande y muy esperanzadora, ahora esta familia es mucho más fuerte, mucho más consciente, ahora yo también creo que hay esperanza para los humanos, ahora soy persona, y se lo debo todo a Pruna.
Solo me queda agradecer a la veterinaria Bremmen todo lo que han hecho por Pruna, ha sido la mimada de allí, y a todos mis amigos y vecinos que nos han ayudado tanto en el día a día para que Pruna vuelva a estar perfecta, gracias por vuestra desinteresada ayuda, todos vais conmigo y mi corazón ya os lleva.

Familia de acogida de Pruna




Muchísimas gracias familia, por todo lo que estais haciendo por Pruna: personalmente, me quito el sombrero, y como os dije no tengo palabras para expresar todo lo que sentí el domingo cuando os vi.
Un beso muy fuerte y mil gracias por vuestra lucha en nombre de todos los que componemos esta ya gran familia que es Galgos 112

2 comentarios:

Helena dijo...

Gracias familia por ser como sois!!!!

María José dijo...

sin palabras uffff