Aunque leemos a veces que se ha escapado un galgo, ellos no son escapistas.
La realidad es que los galguitos que son rescatados, nunca han vivido en una casa de familia, sólo en zulos, encerrados con otros galgos, teniendo una relación con su humano sólo de utilidad, sin respeto ni emoción, en especial de cachorros, cuando es posible dejar una impronta que facilita la sociabilización de los adultos.
Al abandonar su encierro, estos galgos vagan solos por campos y carreteras y continúan relacionándose sólo con perros, y de manera muy traumática con las personas.
De carácter tímido y retraído por naturaleza, viven como pueden una existencia de tristeza y necesidades, los galguitos rescatados no saben jugar y la mayoría nunca llega a correr detrás de una pelota, un juego encanta a los que ha tenido la suerte de ser rescatados de cachorritos y se han criado como cualquier otro perro.
Estos galgos abandonados a su suerte, buscan un sitio donde cobijarse y sentirse protegidos; cuando son rescatados, están confusos y asustados, ellos no saben que su vida empezará a ser mejor, y se muestran temerosos de todo y de todos, esta actitud cambia poco a poco, a medida que van cogiendo confianza en sí mismos.
En esta fase es cuando las casas de acogida (imprescindibles para la readaptación) y quienes han adoptado un galgo directamente de un refugio, tienen que hacer el trabajo más delicado, con paciencia y mucho respeto, de ayudar a ese perro a vivir otra vida, una vida tranquila y relajada, donde siempre tendrá comida y agua, y un sitio donde dormir, una vida sin sobresaltos.
En este delicado momento de adaptación es donde algunos se asustan y corren, un golpe, una persona, sentirse solos y encerrados, un movimiento determinado, un disparo o un sonido que se le parezca, algo les hace salir corriendo; es lo que el cuerpo les pide, correr y ponerse a salvo. Y corren corren hasta que se sienten seguros, hasta que se les pasa el susto. Normalmente vuelven a la casa de acogida, al poco tiempo, cuando ya se sienten fuera de peligro, el problema es que en esta carrera para evita el susto algo malo les pase, que los atropelle un coche, que se caigan en un pozo, que los coja alguien, si nada de esto sucede, se los encuentra siempre.
El galgo tiene el hándicap de guiarse por la vista, y cuando está asustado no utiliza casi los otros sentidos y puede llegar a sitios sin saber cómo volver, pero es un perro, y un perro tiene un sentido de la orientación y muchos más recursos físicos que nosotros para saber dónde está y hacia dónde ir. Ellos tienen recuerdos corporales, no razonan, no rememoran, es su cuerpo el que les dice qué hacer.
En cuanto un galgo se siente parte de una familia, no escapa, tampoco lo hacen los no-galgos, es verdad que a muchos perros les gusta darse una vuelta por ahí, porque los perros son nómades, y lo de pasear es algo que les pide el cuerpo, por eso es muy importante salir con nuestro perro, galgo o no galgo, no se trata de hacer un ejercicio físico, sino de ir a explorar, esto hace a los perros estables y tranquilos, caminar es una necesidad de perro.
Muchos perros que han sido maltratados o no tratados por el hombre, escapan, se asustan y corren, escapan del martirio, en ningún caso de su nueva familia, sólo es su cuerpo que responde como siempre lo ha hecho, corriendo y poniéndose a salvo.
La realidad es que los galguitos que son rescatados, nunca han vivido en una casa de familia, sólo en zulos, encerrados con otros galgos, teniendo una relación con su humano sólo de utilidad, sin respeto ni emoción, en especial de cachorros, cuando es posible dejar una impronta que facilita la sociabilización de los adultos.
Al abandonar su encierro, estos galgos vagan solos por campos y carreteras y continúan relacionándose sólo con perros, y de manera muy traumática con las personas.
De carácter tímido y retraído por naturaleza, viven como pueden una existencia de tristeza y necesidades, los galguitos rescatados no saben jugar y la mayoría nunca llega a correr detrás de una pelota, un juego encanta a los que ha tenido la suerte de ser rescatados de cachorritos y se han criado como cualquier otro perro.
Estos galgos abandonados a su suerte, buscan un sitio donde cobijarse y sentirse protegidos; cuando son rescatados, están confusos y asustados, ellos no saben que su vida empezará a ser mejor, y se muestran temerosos de todo y de todos, esta actitud cambia poco a poco, a medida que van cogiendo confianza en sí mismos.
En esta fase es cuando las casas de acogida (imprescindibles para la readaptación) y quienes han adoptado un galgo directamente de un refugio, tienen que hacer el trabajo más delicado, con paciencia y mucho respeto, de ayudar a ese perro a vivir otra vida, una vida tranquila y relajada, donde siempre tendrá comida y agua, y un sitio donde dormir, una vida sin sobresaltos.
En este delicado momento de adaptación es donde algunos se asustan y corren, un golpe, una persona, sentirse solos y encerrados, un movimiento determinado, un disparo o un sonido que se le parezca, algo les hace salir corriendo; es lo que el cuerpo les pide, correr y ponerse a salvo. Y corren corren hasta que se sienten seguros, hasta que se les pasa el susto. Normalmente vuelven a la casa de acogida, al poco tiempo, cuando ya se sienten fuera de peligro, el problema es que en esta carrera para evita el susto algo malo les pase, que los atropelle un coche, que se caigan en un pozo, que los coja alguien, si nada de esto sucede, se los encuentra siempre.
El galgo tiene el hándicap de guiarse por la vista, y cuando está asustado no utiliza casi los otros sentidos y puede llegar a sitios sin saber cómo volver, pero es un perro, y un perro tiene un sentido de la orientación y muchos más recursos físicos que nosotros para saber dónde está y hacia dónde ir. Ellos tienen recuerdos corporales, no razonan, no rememoran, es su cuerpo el que les dice qué hacer.
En cuanto un galgo se siente parte de una familia, no escapa, tampoco lo hacen los no-galgos, es verdad que a muchos perros les gusta darse una vuelta por ahí, porque los perros son nómades, y lo de pasear es algo que les pide el cuerpo, por eso es muy importante salir con nuestro perro, galgo o no galgo, no se trata de hacer un ejercicio físico, sino de ir a explorar, esto hace a los perros estables y tranquilos, caminar es una necesidad de perro.
Muchos perros que han sido maltratados o no tratados por el hombre, escapan, se asustan y corren, escapan del martirio, en ningún caso de su nueva familia, sólo es su cuerpo que responde como siempre lo ha hecho, corriendo y poniéndose a salvo.
7 comentarios:
Esta muy bien el articulo Marité.
Un besito.
Muchos cazadores se me acercan y me comentan que los galgos son animales ariscos y huidizos...Cuanta ignorancia y que poca vergüenza tienen esta gentuza!!Siempre les digo lo mismo, que son producto de maltrato y la falta de cariño, son ariscos por que sus dueños no les han dado nada mas que palizas y huyen para protegerse. Y entonces les digo que observen a mis princesas, tan buenas, cariñosas, confiadas...No saben que decir y a mi me encanta dejarlo con la boca abierta!!jejeje
Gracias : )
Quizás no somos concientes del daño que puede hacer un humano a un perro. Tanto, que puede forzar su natureleza gregaría y hacerle andar solo.
Muy bien escrito Marité. Después de leerlo e ido a darle un achuchón a Bettina, mi galga en acogida hace dos meses. Ella lo intenta, vaya que si lo intenta, a días está más sociable, y otros se bloquea.En estos últimos días ha hecho grandes avances, pero en el parque y aunque a veces se muere de ganas de jugar, no me atrevo a soltarla, puede haber muchos imprevistos. En el campo, es otra historia, pero sigue dándome mucho respeto. Me sorprende todavía ese afan de lucha y superación que tienen estos animales. Aish, que voy a darle otro achuchón
Cristina
Un galgo no escapa cuando se siente parte de una familia, aunque hay que tener en cuenta que a veces para eso debe de pasar mucho tiempo. Un galgo que no ha aceptado aún toda la familia, que sólo se muestra solícito ante una persona y teme las otras en una situación de pánico (de la cual nosotros no somos conscientes pero para ellos es visto de esta forma) pueden escapar.
Así es, pero no escapan de la familia, sino de lo que provocó el susto, pero también lo hacen otros perros que han quedado traumatizados. Los galgos que no están traumatizados, se comportan como cualquier otro perro.
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